miércoles, 30 de noviembre de 2011

EVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA DE SEGOVIA EN LA EDAD MODERNA
Hasta el siglo XVI, la evolución de Segovia fue ascendente (por ejemplo, en 1594 tenía 27.000 habitantes). Durante el siglo XVI, Segovia llegó a su límite demográfico hasta llegar a ser la tercera ciudad de Castilla, tras Valladolid y Salamanca. Este aumento demográfico va unido al crecimiento agrario y al desarrollo de la industria textil.
Después, como casi todas las ciudades castellanas, entró en decadencia, de forma que apenas un siglo después, en 1694, sólo contaba con 8000 habitantes. El siglo XVII supone en Segovia un retroceso económico y demográfico. La crisis se inicia en 1598 con la peste y se agudiza con la caída de la industria pañera.
La Edad Moderna en España se caracteriza por:

  • Una alta natalidad (aproximadamente 40 por mil)
  • Tasas elevadas de nupcialidad (11-15 por mil)
  • Emigración a América (fundamentalmente de hombres)
  • Mortalidad elevada (35 por mil), así como una alta mortalidad infantil. Las causas de esta mortalidad tan elevada son las deficiencias alimenticias e higiénicas, además de la mortalidad catastrófica (hambre, epidemias y guerras)
  • Un importante proceso de urbanización

En general, el siglo XVII fue un siglo de crisis demográfica debido, además de las antes mencionadas causas, al empeoramiento del clima, peores cosechas, el proceso de ruralización, etc.

Jesús Garrido Redondo

jueves, 24 de noviembre de 2011

¿QUÉ ES UN INTENDENTE?
El Intendente era un funcionario real, dependiente del rey, ejecutor de la política oficial.
Esta figura posee un sentido centralizador y absoluto, propia de las reformas de la administración introducidas por los Borbones.
Se estableció para afrontar la situación económica que experimentaba el imperio español a inicios del siglo XVIII.
 El rey Felipe V solicitó asesoría a Francia,  a Juan Bautista Orry, quien le encomendó la aplicación del régimen de intendencias en España.
Destinados en un primer momento a la administración financiera del ejército, debido a que el país se encontraba en el contexto de la Guerra de Sucesión Española.
Los primeros intendentes se remontan a 1711 y siguió cuatro etapas bien diferenciadas:
1º ETAPA: Por los años de la Guerra de Sucesión española, para la sujeción de los territorios conquistados,  Felipe V nombró varios Superintendentes generales de los ejércitos, que iba sometiendo a su autoridad tras la ocupación militar, se les otorgó zonas territoriales, denominadas intendencias.
Los Superintendentes se encargaban de la administración del ejército, de la organización de la Hacienda y de los gastos públicos de las provincias.
Don Pablo de Olavide, fue Superintendente de las Nuevas Poblaciones de Andalucía y reformador de la Universidad de Sevilla.

2º ETAPA: Al acabar la guerra, se establece por Real Decreto, (a finales de 1718) la "Ordenanza de Intendentes de ejército y provincia“. En la que los Intendentes de Provincia y Ejército tienen carácter permanente, que en ocasiones actuaron sólo en el ámbito civil como intendente de provincia. Comienzan a funcionar en Cataluña.
Más tarde, se les fueron añadiendo facultades en el ámbito económico y a veces tenían el cargo de corregidor en la capital de su provincia (intendente corregidor).
3º ETAPA: En 1724 desapareció la función de intendente de ejército, en las provincias sin tropa, quedando limitados a los que dependían de cada capitanía general, a excepción de Navarra.
4º ETAPA: En 1749, el rey Fernando VI reordenó el sistema con una intendencia por provincia, junto con el corregimiento de la capital.
Que por Decreto de octubre de 1749, a iniciativa del marqués de la Ensenada, se establecieron nuevamente los Intendentes de provincias. Reconocía la postración en que se hallaban muchos lugares por causa de las guerras continuas y los perjuicios que esta situación había causado a la Hacienda Real.
Cada intendente sería respaldado por un teniente letrado o alcalde mayor subordinados, para el ejercicio de las funciones judiciales.
El número y extensión de las provincias no fue estable, y se subdividieron en partidos.
La extensión de cada intendencia variaba asimismo según regiones:
- En la Corona de Aragón, se formó una Intendencia por cada uno de los antiguos reinos.
- En Castilla, se adoptó el principio de establecer una intendencia por cada capital de una capitanía general o por cada Corregimiento de una ciudad.
De ahí las múltiples variantes y la distinta importancia de cada Intendencia.
FUNCIONES DE LOS INTENDENTES
- Su misión fundamental era centralizar la administración, entre Madrid y las capitales de provincia.
- Administraba el ejército en su provincia, con autoridad propia para dar órdenes de carácter local.
- Tenía como misión la recaudación de tributos y la dinamización económica, a través del control de las autoridades locales, el cuidado de las Reales Fábricas.
- Impulsó del desarrollo de la agricultura y la ganadería.
- También realizaba mapas y censos, se hacía cargo del mantenimiento del urbanismo, etc. 
                                                                                                                                      Inmaculada Ayuso

domingo, 13 de noviembre de 2011

LA PENINSULA IBERICA EN LA EDAD MEDIA-AL ANDALUS

Bueno, esto que voy a escribir lo escribo por afición, ya que me gusta mucho el tema del Islám en España:
A partir del 711 d.C. ciframos el sometimiento de la Hispania visigoda por parte del Islam, religión fundada por Mahoma un siglos antes que pronto logrará expandirse por Oriente Próximo, el Mediterráneo Oriental y el norte de África. Su paso a la Península se produjo precisamente desde África a través del Estrecho de Gibraltar. Entre los musulmanes que llegaron a la Península encontramos a las élites dirigentes (árabes, sobre todo de la dinastía omeya) y al grueso del ejército, compuesto por bereberes. Los enfrentamientos étnicos entre árabes y bereberes fueron constantes, desencadenando incluso una guerra civil (739-741). No obstante, dicho conflictos no impidieron el desarrollo de una conquista organizada por el valí Musa, el cual supo aprovechar las disputas internas de los visigodos y someter a su rey Roderico. A continuación, los musulmanes se dirigieron a Toledo para controlar rápidamente la totalidad del Estado. Entre el 711 y el 715 se conquistan todos los puntos claves de la Península a través de la imposición militar o mediante pactos con la población local en los que se respetaba el autogobierno y las prácticas religiosas indígenas a cambio del pago de un tributo. El avance musulmán, por otra parte, fue detenido en Poitiers en el 732 por los francos de Carlos Martel.
Entendiendo por Al-Andalus el territorio peninsular sometido por los musulmanes desde el 711 hasta 1492, podemos hablar de tres etapas de gobierno:

  • La época de los valíes (711-756): Dependientes del califato de Damasco dirigido por los Omeyas, familia árabe que en el 750 es asesinada a manos de los Abasidas, los cuales trasladan el califato islámico a Bagdad.
  • Emirato de Córdoba (756-929): Situamos a un superviviente omeya, Abderramán I, el cual en el 756 llega a la Península y se proclama en Córdoba emir independiente del califato abasida. Para consolidar su poder tuvo que combatir los ataques de los propios musulmanes y de los cristianos del norte. Abderramán I murió en el 78 estableciendo un sistema sucesorio en el que destacarán Hisham I, Al-Hakam I y Abderramán II. A partir del 879, la crisis del emirato era patente, desarrollándose revueltas locales en las que participan los muladíes (cristianos convertidos al Islám) y los mozárabes (cristianos que vivieron entre musulmanes). Frente a estos, los emires omeyas optaron por fortalecer su poder militar reclutando mercenarios eslavos.
  • Califato de Córdoba (929-1031): En esta situación de inestabilidad, el emir Abderramán III se proclamó califa de Córdoba en el 929. A nivel interno Abderramán III se propuso restaurar la unidad del Estado islámico mientras que en el ámbito exteriror afirmaba su independencia frente a los otros dos califatos: el abasida y el chiita. Para el 976 el califato omeya de Córdoba será controlado por un hayib, Almanzor, que da paso a la dinastía amirí hasta el 1009. Finalmente el califato toca a su fin en el año 1031, dividiéndose en multitud de reinos de taifas sobre los que tratarán de imponerse una serie de imperios norteafricanos (almorávides y almohades).

sábado, 5 de noviembre de 2011

Capítulo V: Final de la hegemonía Felipe IV (1621-1665)

El reinado de Felipe IV se caracteriza por la guerra y el conflicto generalizado para intentar mantener una supremacía que se sabía amenazada.
La guerra fue la principal característica del reinado de Felipe IV. Este buscaba elevar a la monarquía hasta sus máximas cotas de poder y prestigio. El resultado final fue el fin de la hegemonía en Europa, tras la derrota de la guerra de los 30 años.
El conde Duque de Olivares, válido de Felipe IV entre 1621-1643, intento desarrollar una política que se basaba en:
 La reputación: Restaurar el prestigio y recuperar el protagonismo en el exterior, tras los desvanes del Duque de Lerma.  Esta política generara una activa participación en los conflictos europeos.
 La reformación: Se llevaron a cabo proyectos como un aumento de la presión fiscal sobre los otros reinos; lograr la uniformidad política mediante la extensión de las leyes de Castilla al resto de territorios; y la llamada “Unión de Armas” con la creación de un ejército de 140.000 hombres repartidos por los territorios de Portugal, Castilla, Aragón, Flandes…
Felipe IV en la guerra de los 30 años
Felipe IV intervino en la Guerra de los 30 años (1618-1648) en contra de Dinamarca, Suecia y Provincias Unidas,  en defensa del catolicismo. Las victorias del bando católico comenzaron a preocupar a Francia, que temía una reforzamiento  de la monarquía hispánica; para evitarlo, Francia apoyo al bando protestante, dando un giro a la guerra.
La firma de la Paz de Westfalia (1648) tuvo para la monarquía hispánica dos consecuencias: el reconocimiento de la independencia definitiva para las Provincias Unidas y la pérdida de la hegemonía en Europa a favor de Francia.
España continúo la guerra contra Francia hasta las derrotas en Las Dunas (1639) y Rocro (1643) que llevo a la firma de la Paz de los Prineos en 1659 que supuso la pérdida de los territorios  como Rosellón, Cerdeña, Artosis… y  la mano de su hija con el rey francés Luis XIV.
El  Conde Duque de Olivares, valido de Felipe IV (1621-1643), desarrollo una política que género descontento social y oposición. Para fortalecer la monarquía Olivares puso en marcha un programa de reformas que pretendían reforzar la autoridad real y la colaboración equitativa de los distintos  reinos de la monarquía en el mantenimiento de la hegemonía. Pero estas medidas y su autoritarismo provocaron sublevaciones en Andalucía, Aragón y Nápoles, que fueron dominadas rápidamente. Más graves fueron las rebeliones independientes de Cataluña y Portugal en 1640.
Rebelión de Cataluña: la presencia en el frente catalán de los tercios reales con motivo de la guerra con Francia, provoco el enfrentamiento entre campesinos y soldados, extendiéndose a Barcelona, donde es asesinado el virrey. Este vacío fue utilizado por Pau Claris para encauzar el descontento popular y convertirlo en una revuelta anti-centralista, nombrando conde de Barcelona a Luis XIII (rey francés). Los factores de la crisis, la opresión francesa y la peste provoco su rendimiento.
Rebelión de Portugal: La falta de ayuda castellana ante los ataques holandeses contra las potencias portuguesas en Asia, la presencia de castellanos en el gobierno del reino portugués, y los proyectos de Olivares, llevaron a proclamar rey a Braganza, que contó con el apoyo de Francia e Inglaterra. El resultado final fue el reconocimiento de la independencia de Portugal.

David Sánchez García