martes, 24 de enero de 2012

La sociedad estamental

Esta entrada es un resumen de la lectura de apuntes que me tocaba exponer en clase donde analizaré las características de la sociedad estamental, sus desigualdades y el régimen señorial y sus transformaciones.
Los expertos políticos de los siglos XVI y XVII conciben la sociedad de la Tierra como una proyección del orden celestial establecido en tres ordenes o jerarquías. La sociedad de los siglos modernos continua siendo estamental, ya que sigue predominando la idea de dividir la sociedad en tres estamentos o grupos sociales: nobleza,clero y tercer estado o estado llano.
Cada estamento tiene asignada una función en sociedad, y su cumplimiento aseguraba el orden del cuerpo social, encabezado por el monarca. Los estamentos superiores de esta sociedad eran la nobleza y el clero y se encargaban de guerrear, salvaguardar vidas y propiedades y velar por la salvación de las almas, respectivamente. Estas funciones al considerarse superiores dotan a los miembros de dichos estamentos de privilegios fiscales, juridiccionales y sociales. Sin embargo el estado llano o tercer estado, el estamento más bajo compuesto por la mayoría de la población, tenían asignada la tarea de trabajar y sostener con su esfuerzo y sus tributos a los estamentos privilegiados que quedaban exentos de cualquier tipo de pago.
En esta sociedad, las visibles diferencias sociales se concebían como algo natural y en teoría no implicaban que la sociedad pudiera presentar inestabilidades. Además de ser una sociedad marcada por estamentos, tenía una división clasista en función al acceso de los medios de producción y aparece organizada en cuerpos. Así, cada estamento podía estar a su vez dividido: En el caso de la nobleza, por título e hidalgos; el clero, por alto y bajo clero; el estado llano, por mercaderes y artesanos.
En esta sociedad, existían mecanismos para ascender a través del dinero (tema que posteriormente trataré).Por otra parte, la sociedad castellana tenía una característica que la diferenciaba de la sociedad europea: la limpieza de sangre.
Esto consistía en excluir socialmente a todo aquel que tuviera antepasados judíos o musulmanes por muy lejanos que fueran. Por este motivo, se dieron multitud de conversiones.
Como consecuencia de la división en tres estamentos de la sociedad, aparecen teorías desde los grupos privilegiados que defienden esta desigualdad social apoyandola con argumentos teológicos, políticos y sociales. Estas teorías se incrementarán con la aparición de la imprenta. La idea principal de muchas de estas teorías era que la desigualdad social es el reflejo de la voluntad de Dios. Así justificaban todo.
Precisamente por la influencia de la religión, no se entiende el orden social como algo que pudiera cambiar. De echo, todo cambio en esta sociedad se consideraba como algo negativo. 
Lógicamente, esta consideración beneficiaba enormemente a las clases privilegiadas, que de abrir una puerta al cambio, verían peligrar sus privilegios.
Los estamentos privilegiados tenían en los señoríos una de sus máximas expresiones de autoridad. Los señoríos son aquellas zonas rurales o urbanas cuyo titular sería una casa nobiliaria o institución eclesiástica (señorío solariego).
Sobre ciertas tierras pueden existir dos derechos con titulares distintos: el dominio eminente (cuyo titular es un señorío laico o eclesiástico con poder jurisdiccional, que pertenecía al señor, y la propiedad de la tierra.
La distinción entre jurisdiccional y solariego tiene además una segunda acepción ya que se utiliza para indicar que el titular era también propietario además de tener la jurisdicción.
Por otro lado, los señores tenían derecho a una serie de rentas. Son las rentas territoriales, percibidas por el señor de la explotación del señorío solariego; rentas enajenadas a la Corona, que eran tributos que recibía el señor como los derechos de portazgo; rentas de bienes mostrencos y ab intestatos, procedentes del abono de bienes; rentas propiamente señoriales, procedentes de los derechos jurisdiccionales de un señor pagadas en especie.
Como menciaonaba antes, en una sociedad tan desigual marcada decididamente por el nacimiento, existían los ascensos sociales a través del dinero. Se dieron bastantes casos en España de mercaderas que pasaron a formar parte de la nobleza española. Un ejemplo de esto lo dan entre otros, Juan de Figuero y la familia Dueñas.El primero era regidor vallisoletano del siglo XVI que se distinguió de los demás por hacer fortuna en sus negocios con hacienda fundando  el monasterio de la Concepción de Valladolid.Sus descendientes llegaron a ser Marqueses de Valverde. En el caso de la familia Dueñas, consiguieron una regiduría en Madrid en los cuarenta del siglo XVI por su fortuna y sus contactos con el tejido financiero castellano.
Todos estos ascensos sociales posibilitaron en parte la movilidad social. Toda Europa estaba integrada por una serie de contactos personales por los que discurría el dinero, los productos y la información. Lo mismo pasa respecto a América. Los llamados descubridores informaban a sus allegados de las novedades que corrían por las plazas de Castilla. Al trasladarse la Corte a Madrid de manera más o menos definitiva en 156, se formaron mentideros o espacios de conversación donde las gentes acudían para informarse de las nuevas noticias de la monarquía.

Blanca Galicia Paredes

miércoles, 4 de enero de 2012

Los caminos en España.

La red actual de carreteras de nuestro país está basada fundamentalmente en la que se perfilo durante los siglos xv-xvii, lo cual, a su vez, tuvo su origen en las calzadas romanas. Este artículo que a continuación voy a redactar se dedica a establecer las relaciones entre las carreteras y caminos actuales y los del siglo XVI. Esta redacción la realizo voluntariamente y está inspirada en el libro “Historia de los caminos de España” de Uriol  y del  "Repertorio de Villuga" entre otras fuentes.

Es un tópico, en materia de caminos, afirmar que las carreteras que hoy día tenemos vayan por los mismos pagos que fueron en su día las calzadas construidas por los romanos en España.

A lo largo de las calzadas romanas, serían muy numerosos los puentes, pontones y alcantarillas, “ya que la ingeniería romana resolvía, en general, el cruce de los ríos, con obras de fábrica cuya técnica conocían bien” . Sin embargo, el carácter estratégico y militar (aún cuando fuesen utilizadas profusamente para que el comercio y el traslado de personal de un punto a otro) hacía que su trazado (aunque rectilíneo en lo posible) admitiera fuentes pendientes que dificultaban el movimiento de las pesadas carreteras de la época.
Recientemente, ha aparecido una nueva corriente historiográfica que pone en cuestión la sección tipo, “a la romana”, que hemos descrito anteriormente, y que basándose en estudios arqueológicos, nos presenta una muy distinta sección para los firmes romanos. Siguiendo a esta corriente, representada en España por el ingeniero técnico de caminos, D. Isaac Moreno Gallo, el enlosado de las calzadas romanas, solo se hacía en las calles de las ciudades, y en todo caso, en las vías cuando atravesaban núcleos urbanos.
Conocemos los caminos existentes en la época gracias al Repertorio de viajeros, de los que el más importante y el primero de ellos es el “Repertorio de todos los Caminos en el que allarán qualquier viaje que quieran andar muy provechoso para todos los caminantes. Compuesto por Pero Juan de Villuga, valenciano” Esta guía se publicaba en Medina del Campo, en 1546, conteniendo un total de ciento treinta y nueve itinerarios, equivalentes a unos 18.000 Km. Por otro lado, el trazado de la red de caminos detallados el citado repertorio, recuerda sensiblemente a la red de calzadas romanas, con las que coincide en numerosas ocasiones. Por otro lado, destaca como diferencia, la mayor densidad de caminos en el centro de España (coincidente mas o menos con las villas y ciudades que formaban la antigua Castilla la Vieja) como no podía ser menos dado su mayor dinamismo económico y demográfico, así como la nueva red de caminos en el País Vasco, región escasamente colonizada por los romanos. 
En cuanto a la planificación de los caminos, señalaremos, que tanto la construcción de tramos de calzadas nuevas, como la reparación de las mismas, correspondía a los municipios por los que discurrían, y sólo en el caso de obras de gran envergadura podían convertirse éstas en responsabilidad del Consejo Real. Era entonces esta institución la encargada de la autorización consiguiente, así como de arbitrar las contribuciones especiales para sufragar las obras, que de todas formas incidían sobre los municipios afectados.

Dibujos de la sección y perfil de un camino.
Real y Militar Academia de Matemáticas, Barcelona (s. XVIII).
En España y durante el Siglo XVIII, no hubo una normativa general con respecto al ancho que debían tener los caminos reales (en realidad de ninguna de sus características técnicas), por lo que éstos, fuesen radiales o transversales, se construían según los criterios del Director de cada carretera o tramo de la misma. Lejos de las ensoñaciones arbitristas del padre Sarmiento, que llegaba a preconizar un ancho de 200 pies (55,72m.) para las grandes rutas, en nuestro país se llegó como mucho a un ancho de 20 metros para los caminos radiales, hasta disminuirlo, en algunos transversales hasta los tres metros, oscilando en general entre los 7 y los 12 metros entre cunetas. 

Respecto al trazado, una cuestión que resultaba prioritaria en el Siglo XVIII, era el acortamiento de las distancias entre ciudades (como ya se vio) utilizándose, siempre que se podía, “la línea recta”, lo cual tenía como ventaja la eliminación de curvas peligrosas, aunque a veces la consecuencia era las pendientes excesivas, e incluso el aumento del número de puentes necesarios.

A partir de 1749 se construyen los caminos en España con pavimento, buscando la solidez, la aptitud para el paso de coches y carros, y finalmente la mayor comodidad posible para los pasajeros. En este sentido, el de la pavimentación, nunca se olvidó el sistema de “a la romana”, aunque también pronto se llegó a la conclusión de que, siempre partiendo de tal sistema, había que modificarlo, ya que los firmes romanos se consideraban muy caros y aunque de gran duración, excesivamente rígidos, lo que iba en detrimento de la velocidad y comodidad en el transporte de viajeros.



Blanca Galicia Paredes 

martes, 3 de enero de 2012

Buscar ejemplos de grupos mercantiles y financieros españoles de la Edad Moderna

La Edad Moderna fue una época de auge económico en el que se reflejó el sector manufacturero y se introdujeron las primeras fábricas. La economía y la organización de estos gremios, estaba basada en los principios mercantilistas.
Las primeras uniones que pueden considerarse como grupos mercantiles durante La Edad Moderna son las comunidades profesionales de pescadores, ganaderos, artesanos, agricultores… los cuales formaban los gremios.
Principalmente, podemos destacar diferentes ámbitos comerciales:
La Corona de Aragón era el principal punto de comercio marítimo en el que se mantenía las lonjas en los puertos desde La Edad Media y, que gracias a la influencia de las colonias en América, predominaba el comercio a larga distancia. Todos estos factores, fueron posibles por el desarrollo de Consulado del Mar y Consulado de Comercio.
Las ordenanzas municipales eran las encargadas de controlar el comercio y la artesanía local, como por ejemplo, en Castilla donde destacaban instituciones como el Repeso o el Fiel almotacén, y que tenían como función el control del abastecimiento, el comercio alimentario y de los agentes del comercio.
Profundizando en Castilla destacamos diferentes zonas: alicantino-murciana, con Alicante y Cartagena como puertos de embarque de la lana de Cuenca y Toledo y desembarque de productos de la industria italiana. la costa andaluza cuyos centros como Sevilla, Cádiz y Málaga, dirigían el comercio con las Indias. además la zona del norte con los puertos de Santander y Bilbao que exportaban los productos laneros de Valladolid y Burgos. en Segovia el proceso de producción de paños estaba controlados por los pelaires, quienes compraban la materia prima y organizaban la producción. Uno de los proyectos, ilustrado y difundido por el modelo de Reales Sociedades Económicas de Amigos del País, nacido en el País Vasco y de la inquietud ilustrada que emerge de algunos cargos de la administración, es la ley agraria. Otras instituciones precapitalistas se adaptaron a la expansión económica del siglo XVIII como por ejemplo Los Cinco Gremios de Madrid y Los Pósitos, entre otros.
Posteriormente se produjo un abandono de estas actividades mercantiles y como consecuencia, en el siglo XVII llevaron a una importante decadencia debido a los procesos de ascenso social, disminución de la demografía, el autoabastecimiento de América, y la caída de los niveles de producción, entre otros. En el siglo XVIII se producirá una nueva recuperación, en especial en la fachada mediterránea.
David Sánchez García