Tras la derrota cartaginesa, la presencia militar romana pasó a ser permanente. La posibilidad de explotar recursos de la península iberica (víveres, plata minería…) fue uno de los principales objetivos para el Senado Romano, que en el 197 a. C decidió elegir a dos protectores magistrados con poderes militares y administrativos para que se hicieran cargo de cada una de las provincias en las que fue dividida la península ibéria: Hispania Citerior e Hispania Ulterior (primera etapa de la República).
En la Hispania Citerior las guerras más importantes se dieron con los celtíberos y como consecuencia de estos episodios la mayor parte de Hispania pasó a manos romanas.
Entre los siglos I a. C y III d. D comenzaba el Alto Imperio e Hispania se dividió en tres provincias creadas por el primer emperador (Octavio), quien dividió la Hispania Ulterior en dos: La Lusitania (en Emérita Augusta) que abarcaba en territorio que hoy ocupa Extremadura y Portugal hasta el Duero; y La Bética con capital en Corduba y que incluía lo que es actualmente la costa andaluza y el valle bajo y medio del río Gualdaquivir.
La provincia de Lusitania estaba gobernada por el emperador a través de legados, mientras que La Bética era controlada por el Senado, ya que se consideraba una provincia pacífica y romanizada.
Como consecuencia de las crisis y los numerosos cambios la etapa de entre los siglos III y V d. D dio comienzo al Bajo Imperio.
Ámal El Bakouri Naimi
La avaricia humana ha estado permanente durante toda nuestra historia: ya los romanos guiaban sus viajes con destino a descubrir nuevas riquezas. Por otra parte, la incultura y la baja moral que presentaron los lusitanos al asesinar a su propio lider, deja mucho que desear, y agradezco que los romanos, aunque no exactamente como debían, trajeran su cultura a España.
ResponderEliminarLos contenidos de la entrada son correcto, pero en algunos párrafos recuerda en demasía a otras páginas de internet. Internet nos sirve para buscar información, no para trasladarla tal cual sin apenas cambios.
ResponderEliminarAtentamente,
David Alonso