sábado, 5 de noviembre de 2011

Capítulo V: Final de la hegemonía Felipe IV (1621-1665)

El reinado de Felipe IV se caracteriza por la guerra y el conflicto generalizado para intentar mantener una supremacía que se sabía amenazada.
La guerra fue la principal característica del reinado de Felipe IV. Este buscaba elevar a la monarquía hasta sus máximas cotas de poder y prestigio. El resultado final fue el fin de la hegemonía en Europa, tras la derrota de la guerra de los 30 años.
El conde Duque de Olivares, válido de Felipe IV entre 1621-1643, intento desarrollar una política que se basaba en:
 La reputación: Restaurar el prestigio y recuperar el protagonismo en el exterior, tras los desvanes del Duque de Lerma.  Esta política generara una activa participación en los conflictos europeos.
 La reformación: Se llevaron a cabo proyectos como un aumento de la presión fiscal sobre los otros reinos; lograr la uniformidad política mediante la extensión de las leyes de Castilla al resto de territorios; y la llamada “Unión de Armas” con la creación de un ejército de 140.000 hombres repartidos por los territorios de Portugal, Castilla, Aragón, Flandes…
Felipe IV en la guerra de los 30 años
Felipe IV intervino en la Guerra de los 30 años (1618-1648) en contra de Dinamarca, Suecia y Provincias Unidas,  en defensa del catolicismo. Las victorias del bando católico comenzaron a preocupar a Francia, que temía una reforzamiento  de la monarquía hispánica; para evitarlo, Francia apoyo al bando protestante, dando un giro a la guerra.
La firma de la Paz de Westfalia (1648) tuvo para la monarquía hispánica dos consecuencias: el reconocimiento de la independencia definitiva para las Provincias Unidas y la pérdida de la hegemonía en Europa a favor de Francia.
España continúo la guerra contra Francia hasta las derrotas en Las Dunas (1639) y Rocro (1643) que llevo a la firma de la Paz de los Prineos en 1659 que supuso la pérdida de los territorios  como Rosellón, Cerdeña, Artosis… y  la mano de su hija con el rey francés Luis XIV.
El  Conde Duque de Olivares, valido de Felipe IV (1621-1643), desarrollo una política que género descontento social y oposición. Para fortalecer la monarquía Olivares puso en marcha un programa de reformas que pretendían reforzar la autoridad real y la colaboración equitativa de los distintos  reinos de la monarquía en el mantenimiento de la hegemonía. Pero estas medidas y su autoritarismo provocaron sublevaciones en Andalucía, Aragón y Nápoles, que fueron dominadas rápidamente. Más graves fueron las rebeliones independientes de Cataluña y Portugal en 1640.
Rebelión de Cataluña: la presencia en el frente catalán de los tercios reales con motivo de la guerra con Francia, provoco el enfrentamiento entre campesinos y soldados, extendiéndose a Barcelona, donde es asesinado el virrey. Este vacío fue utilizado por Pau Claris para encauzar el descontento popular y convertirlo en una revuelta anti-centralista, nombrando conde de Barcelona a Luis XIII (rey francés). Los factores de la crisis, la opresión francesa y la peste provoco su rendimiento.
Rebelión de Portugal: La falta de ayuda castellana ante los ataques holandeses contra las potencias portuguesas en Asia, la presencia de castellanos en el gobierno del reino portugués, y los proyectos de Olivares, llevaron a proclamar rey a Braganza, que contó con el apoyo de Francia e Inglaterra. El resultado final fue el reconocimiento de la independencia de Portugal.

David Sánchez García

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